Por Hernán Mella M.
Cuando la mayoría de personas están siguiendo a un equipo de fútbol, a su cantante favorito o solamente están esperando buenos resultados en su empresa: ¿Qué es lo que ocurre en su inmensa mayoría?
La ilusión o la esperanza que ellos tienen sobre algo se diluye de inmediato, debido a los “chaqueteos”, que se pueden traducir como ponerse en contra de sus propias virtudes. Porque cada año en la Teletón dicen: “esta vez no lograremos la meta” pero, pese a ello, siempre logran recaudar lo necesario para la tarea de ayudar a niños discapacitados, esto ocurre todos los años, antes y después de la noble campaña se ven políticos y artistas acusando “arreglines” y asegurando que Don Francisco se queda con parte del dinero que se junta. Al final ellos mismos terminan llorando y cantando la canción de la alegría.
En esta ocasión existe una gran diferencia porque es algo que genera un bien social donde los chilenos apoyan estas actividades y además terminan logrando su objetivo, pero todo cambia en el ámbito del deporte y del trabajo. Cuando juega la selección chilena, contra su similar argentino, la mayoría dice que va a perder y, si están ganando en el primer tiempo, igual son pesimistas y esto reafirma que Chile es un país de “chaqueteros”. Si clasificamos al Mundial todos se preguntan qué va a hacer allá.
Estas situaciones ocurren en todo aspecto, artístico, deportivo, y también en los negocios; además en distintos estratos sociales, en donde las características y lenguaje de las personas van cambiando según sus posiciones económicas y geográficas.
Lo que ocurre en lugares de menores ingresos, es que comentan lo que sucede en la televisión, ya sea en el área artística o deportiva, en donde siempre chaquetean a los cantantes, actores, entre otros, que tienen un relativo éxito, argumentando que son malos o mencionan su tendencia política. Y se comenta que quizá sean desviados sexuales.
Un ejemplo claro es lo que ocurrió hace algunos meses con Iván Zamorano, el cual luego de ser ídolo paso a villano, debido a que fue rostro del nuevo trasporte público denominado Transantiago.
La ilusión o la esperanza que ellos tienen sobre algo se diluye de inmediato, debido a los “chaqueteos”, que se pueden traducir como ponerse en contra de sus propias virtudes. Porque cada año en la Teletón dicen: “esta vez no lograremos la meta” pero, pese a ello, siempre logran recaudar lo necesario para la tarea de ayudar a niños discapacitados, esto ocurre todos los años, antes y después de la noble campaña se ven políticos y artistas acusando “arreglines” y asegurando que Don Francisco se queda con parte del dinero que se junta. Al final ellos mismos terminan llorando y cantando la canción de la alegría.
En esta ocasión existe una gran diferencia porque es algo que genera un bien social donde los chilenos apoyan estas actividades y además terminan logrando su objetivo, pero todo cambia en el ámbito del deporte y del trabajo. Cuando juega la selección chilena, contra su similar argentino, la mayoría dice que va a perder y, si están ganando en el primer tiempo, igual son pesimistas y esto reafirma que Chile es un país de “chaqueteros”. Si clasificamos al Mundial todos se preguntan qué va a hacer allá.
Estas situaciones ocurren en todo aspecto, artístico, deportivo, y también en los negocios; además en distintos estratos sociales, en donde las características y lenguaje de las personas van cambiando según sus posiciones económicas y geográficas.
Lo que ocurre en lugares de menores ingresos, es que comentan lo que sucede en la televisión, ya sea en el área artística o deportiva, en donde siempre chaquetean a los cantantes, actores, entre otros, que tienen un relativo éxito, argumentando que son malos o mencionan su tendencia política. Y se comenta que quizá sean desviados sexuales.
Un ejemplo claro es lo que ocurrió hace algunos meses con Iván Zamorano, el cual luego de ser ídolo paso a villano, debido a que fue rostro del nuevo trasporte público denominado Transantiago.
De esta forma los chilenos en su inmensa mayoría son “chaqueteros”, alguien que esta arriba, lo bajan de inmediato, dejándolo indefenso ante la opinión pública.
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